La perversión de la utopía
(Encuentro con Leonardo Padura y LLuis Juste de Nin)
Langreo, Julio de 2016, Javier García Cellino miembro de la FAN de Asturias

Si echo la vista atrás, o me deslizo por los pliegues de la memoria (éstas fueron, más o menos, las primeras palabras con las que di comienzo a la presentación del acto en Langreo), no recuerdo que desde hace mucho tiempo haya habido un acontecimiento literario tan importante como éste. Una aseveración de la que daba fe el numerosísimo público congregado en la Casa de la Cultura Alberto Vega de La Felguera (alrededor de 200 personas: hubo que traer sillas suplementarias) que acudió el pasado sábado 16 de junio al “Encuentro con Leonardo Padura — que nos habló de su excepcional novela “El hombre que amaba a los perros”— y con LLuis Juste de Nin —que presentó la novela gráfica: “Andreu Nin, siguiendo tus pasos”.
Excedería de los propósitos de este artículo recoger todos los galardones que ambos han recibido. Y así, podríamos citar que Leonardo Padura, periodista, novelista y crítico cubano, es Premio Nacional de Literatura de su país en 2012, de la Orden de las Artes y las Letras de Francia en 2013 o el más reciente Princesa de Asturias de las Letras en 2015, entre otros. Y en cuanto a LLuis Juste de Nin— artista polifacético: dibujante, guionista, ilustrador…, miembro del Círculo Catalanista del Ateneo Barcelonés y de la Fundación Andreu Nin, ha conseguido, entre otros también, la Medalla “Antonio Gaudí” a la Creatividad en 2003 o el Premio Nautilus en la primera edición del Premio Internacional de Cómic “Ciudad de Badalona” en 2010. Completaba el guión de este Encuentro Enrique del Olmo, presidente de la Fundación  Andreu Nin a nivel estatal, que se encargó de dar a conocer los objetivos de una Fundación creada en 1987 con la intención de difundir la memoria de la izquierda antiestalinista, ejemplarmente representada en nuestro país por el POUM, y entre cuyas finalidades se cuenta la de combatir la herencia y las consecuencias del totalitarismo en cualquier lugar del mundo y en todas sus manifestaciones.
Tras unos minutos de presentación por mi parte, y los protocolarios saludos de rigor del Alcalde de Langreo Jesús Sánchez, tomaron la palabra, por este orden, Enrique del Olmo, LLuis Juste de Nin y Leonardo Padura, que cerró el turno de intervenciones de los miembros de la mesa. En un resumen rápido diría que la parte política ocupó una buena parte de la charla (que tuvo también, como es lógico, su protagonismo literario), dado que ambos escritores se adentraron con rigor y con minuciosidad en las entretelas de un período clave para comprender el siglo pasado —“Un siglo que fue, cabe recordarlo, el de la revolución traicionada”, en palabras de  Albert Camus, como se puede leer en la portada de la novela de LLuis Juste de Nin—. De este modo, se fueron poniendo al descubierto las monstruosidades de la época estalinista, con especial atención al asesinato de León Trotsky, a manos de Ramón Mercader, y también las vicisitudes que acompañaron a  Andreu Nin, figura importante de este siglo, que tras los hechos de mayo de 1937, y la represión seguida contra el POUM,  fue secuestrado por la policía política soviética —que actuaba clandestinamente en la España republicana— y murió asesinado.
Antes de finalizar el acto, y de las firmas de los libros, hubo un pequeño coloquio (la falta de tiempo impidió que hubiera más intervenciones) en el que algunas personas del público se interesaron por detalles de los libros o, en el caso de Leonardo Padura, por la posición sobre la política de su país e incluso sobre el futuro que pudiera darse en el mismo.  
Hubo lugar también para conocer algunos atractivos turísticos de la Cuenca, entre ellos el Ecomuseo de Samuño, en La Nueva, en un viaje en tren que comenzó a la misma hora del acto en La Felguera y en el que participaron unas veinticinco personas invitadas (la mayoría de ellos escritores de la Semana Negra). 
La jornada finalizó con un encuentro en La Nueva entre quienes estuvimos en la charla (al final de la misma subimos hacia la localidad langreana en coches) y los que ya habían llegado a ese sitio en el tren.  Pinchos variados, cerveza y culinos de sidra en abundancia pusieron el colofón a un día que, por muchos motivos, permanecerá en nuestro recuerdo para siempre.
Y queda para el final el agradecimiento a los responsables de la Semana Negra de Gijón y a nuestro Ayuntamiento de Langreo por su ayuda constante y desinteresada en todo momento.